Este particular rito de tránsito puede ser muy duro y complicado. Hay que procurar que los jóvenes lo lleven a cabo en un ambiente de libertad y confianza que les permita desarrollar su personalidad y autoestima sin que éstas se vean dañadas por experiencias traumáticas. Es importante que tengan a mano una dirección o un teléfono en el que puedan compartir impresiones y experiencias con profesionales y expertos o con otras lesbianas y otros gays.
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