7 Falacias de la Homofobia

1. La homofobia es un prejuicio de los heteros contra los gays

   La homofobia no es patrimonio exclusivo de los heteros. Uno de los procesos más complejos por los que he pasado fue darme cuenta de la mucha homofobia que había interiorizado durante años. Mi primer paso para superar mi homofobia fue aceptarla. Hay gays y lesbianas homófobos, igual que hay heteros homófobos. Ser gay no es ningún antídoto. Muchos gays y lesbianas no soportan los esfuerzos de los colectivos gays por la visibilidad y normalidad. Los homosexuales que más se ocultan suelen ser también los más homófobos. Gran parte de las agresiones homófobas suelen ser ataques de jóvenes homosexuales en el armario que recurren a la agresión como intento de reafirmar su masculinidad. Muchos gays critican y rechazan el día del orgullo gay. La homofobia es algo que respiramos todos, homosexuales y heteros, a lo largo de generaciones. Por fortuna la situación está cambiando mucho, pero la historia de muchos años no se ventila en una década.



2. Se es homófobo o no se es

   La homofobia, como muchos otros prejuicios, no es una cuestión binaria. Hay muchos niveles. Una escala de muchos grados. No importa lo liberal que uno sea, todos tenemos prejuicios que nos hacen ser, queramos o no, machistas, racistas y también homófobos. Si tienes alguna duda prueba a hacer el test en inglés de Understanding Prejudice. Es un ejercicio que demuestra que, por muy liberal que uno sea, de manera inconsciente todos asociamos más fácilmente aspectos positivos a "lo masculino" y "lo blanco". Da igual que seas hombre o mujer, blanco o negro. Es alucinante y frustrante a la vez.

   Pensar que uno es totalmente liberal, sin prejuicios, es una trampa de nuestra inteligencia. Sólo siendo conscientes de los prejuicios que tenemos podemos verlos como lo que son: errores de nuestra inteligencia, miedo al que es diferente. Nunca se deja de ser homófobo del todo, hay que tener cuidado con los prejuicios que llevamos dentro. Para entender cómo funcionan los prejuicios recomiendo leer el libro de Malcolm Gladwell, Blink.

3. Yo no soy homófobo, tengo muchos amigos gays

   Recurrir a "yo tengo muchos amigos gays..." es la muletilla más común para justificar la homofobia. Cada vez que oigo la frasecilla viene un comentario homófobo a renglón seguido. Los gays tenemos gran capacidad para autojustificar la homofobia porque si no, de otra forma, nos quedábamos sin amigos. Me pasa lo mismo con la frasecilla de "no tengo nada en contra de..." es una forma de negar lo que se afirma a continuación. Tener amigos gays no es ninguna prueba de estar libre de homofobia.

4. La homofobia hace daño a los homosexuales

   El odio daña al odiado pero también al que odia. Una persona homófoba puede sufrir lo indecible al conocer que un hijo, un hermano, un amigo o un padre es homosexual. Sus prejuicios les hacen sufrir. Muchos conocemos de primera mano historias dolorosas de gente que ha sufrido mucho al ser incapaces de aceptar la homosexualidad de un ser querido. La homofobia puede acabar volviéndose con virulencia contra el homófobo como un veneno bebido durante mucho tiempo. Aún más dolorosas son las conspiraciones de silencio que se instalan en muchas familias incapaces de aceptar la realidad de un hijo gay o una hija lesbiana. Pensar que la homofobia sólo hace daño a los homosexuales es no querer ver que el daño va más allá.



5. La homofobia se supera con tolerancia

   Para la Real Academia la tolerancia es "respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias las propias". Toleramos aquello que nos molesta. Lo que está mal. Lo que no nos gusta. Toleramos el ruido, los malos olores, el calor, los dolores de dientes, las colas de espera. Tolerar la homosexualidad es una forma de homofobia. ¿Sería aceptable decir que alguien "tolera" las mujeres? ¿que "tolera" los ancianos?. La tolerancia no es una forma de superioridad moral. Todo lo contrario, es un signo de repulsa. Superar cualquier prejuicio como la homofobia es aceptar y abrazar al que es distinto, entender que, en la diversidad, hay mucho que aprender sobre nosotros mismos. No se trata de tolerar sino de aceptar, dar la bienvenida y acoger al que es distinto.

6. La homofobia consiste en insultos y agresiones

   Los ataques homófobos, las agresiones o los insultos, son una forma de homofobia. Quizá la más visible, pero no la única. La presencia de la homofobia es mucho peor cuando está presente en sistemas legales e instituciones. Muchos países discriminan a las parejas homosexuales en legislación familiar y de pareja. En nuestro país la ley de reforma del código civil que da los mismos derechos a las parejas gays está recurrida ante el Tribunal Constitucional. Hay países donde la homosexualidad está penada con la muerte. Varias instituciones tienen regulación específica de expulsión para homosexuales. En otras ocasiones la homofobia se expresa con mofa, chistecillos o sólo un tratamiento diferente por ser homosexual. Muchos homosexuales se ven forzados a ocultar su orientación ante sus compañeros de trabajo mientras los demás hablan tranquilamente de su vida. La homofobia no consiste sólo en un insulto anónimo en la calle.

7. No habría homofobia si los gays fuesen de otra manera

   Esta es la forma más clara de homofobia. Justificar el odio en el comportamiento del que es odiado. Echar la culpa a la víctima de su situación. Tienen lo que se merecen. No nos gustan. Respetando las reglas de nuestra sociedad y tratando a los demás con humanidad, cada uno tiene derecho de ser como le venga en gana. Ahí está el sentido de la marcha del orgullo gay: celebrar la diversidad. No se puede justificar la aversión porque no nos guste "cómo es alguien". Qué aburrida sería la vida si todos fuésemos iguales. Qué aburrida si todos fuésemos como los demás quieren que seamos.


   La homofobia es un error de la inteligencia que tiene su base en el miedo al que es distinto. Como todo prejuicio, se basa en la etiquetación de una persona como parte de un grupo. Pero no existe una única forma de ser gay, igual que no existe una forma única de ser veinteañero. Cada persona es distinta. Dejar de ver la persona como individuo para ver sólo la persona como parte de un grupo es el origen de los prejuicios sobre "las mujeres", "los catalanes" o "los gays". Aceptar a los demás como son y aprender de todos es la forma de disfrutar y aprender de la enorme diversidad de la humanidad.