Cada mujer es única y vivencia su sexualidad de manera diferente. Lo que a una la estimula y excita puede que a otra le sea desagradable. Por ello, cada quien debe conocer sus propias reacciones, saber lo que le gusta o no, en fin, conocerse. Si este primer encuentro con una misma no se ha producido ¿Cómo va a resultar satisfactorio el encuentro íntimo con una “otra”?
Los agrados, las predilecciones, los goces, el “tempo” son diversos para cada persona. Resulta apropiado que cada quien se construya su “modelo biográfico”, es decir, que cada persona se conozca a sí mismo, teniendo en cuenta sus creencias, experiencias y lo que le place o no en la esfera sexual.
Tal modelo biográfico debe hablarse sin prejuicios ni falsos pudores. La magia y el encanto se aseguran cuando no corremos riesgos. Pero si no nos conocemos, nada podemos pedir. Dejar ese acto de amor a la imaginación y experiencia de la pareja, no solo incluye una irresponsabilidad individual, sino que es jugársela a cara o cruz.
