Orgasmo Femenino

   En casi todas las culturas el orgasmo fue un bien preciado y una meta anhelada como fuente de satisfacción erótica. Considerado como el clímax de la excitación sexual, fue, por ello mismo, promovido, perturbado o reprimido y censurado. El hecho básico relacionado con el orgasmo es el del placer; aunque muchos se preguntarán si acaso no estaría más relacionado con el aspecto reproductivo. En el caso del varón lo es sólo parcialmente, puesto que él tendrá incontables orgasmos, pero pocos de ellos destinados a generar hijos, y en las mujeres no es necesario para que se produzca el embarazo.

   El orgasmo es un breve episodio de liberación física del aumento previo de la tensión muscular, de la congestión sanguínea pélvica y de la sensación corporal de excitación, y la percepción subjetiva de este clímax. Esta liberación energética se evidencia por descargas musculares rítmicas a nivel genital; aunque también comprometen el resto del cuerpo. Estas contracciones son sumamente placenteras para ambos sexos y producen una sensación de alivio y relajación. Después de ellas al hombre y a la mujer los invade una sensación de placidez, bienestar y afecto mutuo.

   El orgasmo es una sensación absolutamente subjetiva: es como sentir que toda la existencia se condensa en un instante, se expande y explota en un grito de plenitud y triunfo. Es como perderse en el infinito y salir de él, es ganar energía, fuerza, vitalidad; es como sumergirse en un oleaje profundo y rítmico que nos arroja a la superficie clara y vital.