El Contexto y Los Lugares

     En algunas ocasiones, nuestro cuerpo prácticamente nos exige que vayamos directas al sexo, y que nos desnudemos apresuradamente para comenzar a besarnos y tocarnos sin pausa ni freno. Pero en otras ocasiones, preferimos preparar con sumo cuidado cada detalle, a fin de lograr un ambiente íntimo que desate nuestras pasiones y deseos más ocultos.


«Nadie antes había hecho esto por mí», me dijo ella un día.«Supongo que tenía una corazonada alojada entre mis pulmones, en continua taquicardia…», le contesté medio ausente.

     La variedad de ambientes con los que se puede innovar es muy amplia. Todo dependerá de las apetencias y de la imaginación de las amantes. De igual modo, en función del lugar elegido (dormitorio, cuarto de baño, playa, coche, etc.), variarán las posibilidades de los preparativos ambientales y sexuales. Normalmente se nos olvida prestar atención a estos detalles y, a veces, para abrir las puertas del placer es necesario dedicar tiempo a estimular los sentidos. Lo ideal, cuando se quiere crear un ambiente que despierte y descontrole el apetito sexual, es estimular los cinco sentidos: que el oído, el tacto, el olfato, la vista y el gusto no puedan resistirse. La cama no es el único lugar donde podemos mantener relaciones sexuales.

     Para conservar vivo el deseo, es esencial emprender la búsqueda de nuevas expresiones de placer a través de lugares sexuales distintos. Si nuestro territorio amatorio abarca escasamente unos metros, podemos llegar a habituarnos a él y nuestro deseo disminuirá. Cualquier rincón de la casa puede conquistarse con los cuerpos y ser perfecto para asomarse al vasto mundo de los instintos. También algunos lugares públicos, como la playa, un callejón, el campo, etc., pueden incitarnos a deslizarnos eróticamente en ellos con nuestra amante, para envolvernos en una experiencia sexual sin precedentes.











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Fuente: Tu dedo Corazón