Para que la estimulación vaginal resulte muy placentera es necesario asegurarse de que nuestra compañera se encuentra muy excitada y, por tanto, lubricada. De esta manera, la penetración no resultará dolorosa. Para conseguir que lubrique lo suficiente, habrá que dedicar tiempo a despertar su libido, estimulando otras partes del cuerpo hasta que su excitación sea más que evidente. Si nunca antes se ha practicado la estimulación vaginal se puede experimentar, debido al nerviosismo, molestia o dolor al introducir uno o varios dedos. Cuando estamos incómodas o nerviosas, nuestras paredes vaginales se cierran, impidiendo el paso a su interior.
Si esta primera vez aparece sangrado en la vagina, no hay que alertarse, ya que seguramente se deba a que el himen no se había roto anteriormente. Este sangrado no tiene por qué ser muy abundante y las molestias en la vagina desaparecerán a los pocos minutos si ambas amantes se encuentran relajadas. Una buena forma de iniciar esta práctica es introduciendo únicamente un dedo hasta el primer tercio de la vagina —que es la parte más sensible—, siempre y cuando esté lo suficientemente lubricada. Una vez que la compañera sexual se encuentra cómoda y pide más, se podrá continuar introduciendo el dedo, hasta que la vagina se apodere de él sin compasión.
Dime, dime qué quieres…
Quiero tu dedo corazón.
Quiero tu dedo, corazón…
La combinación de la estimulación vaginal junto con otras prácticas sexuales,como el sexo anal o la estimulación (oral o manual) del clítoris, puede provocar un elevado placer. El cuerpo recoge la diversidad de sensaciones que le llegan y se va perdiendo lentamente entre ellas. La estimulación vaginal puede realizarse con movimientos circulares, hacia arriba y hacia abajo, o centrándose en algún punto o área de la vagina. Igualmente, la presión que se ejerce puede ser muy diversa: gradual; delicada, durante toda la actividad estimulatoria, o únicamente en las primeras penetraciones; o con un movimiento firme y profundo.
La estimulación vaginal puede hacerse también introduciendo la lengua en su interior. La anhelante cavidad aclamará los suaves movimientos de su húmeda aliada sexual. Asimismo, la estimulación vaginal puede practicarse aunque una de las dos amantes, o las dos, estén menstruando en ese momento. Distinto es que no nos guste o no nos apetezca debido a las molestias físicas que puede ocasionar, o a que la presencia de sangre durante la práctica sexual pueda suponer un encuentro incómodo o poco higiénico.
Hay amantes a las que no les supone molestia de ningún tipo mantener relaciones sexuales durante la menstruación, valorando la regla como parte de la naturaleza femenina. Hay otras mujeres que prefieren esperar a que pasen los primeros días de la regla o a que el sangrado concluya totalmente. Todo depende de los gustos, de los apetitos carnales… y de la capacidad para aguantar sin tocarla.
Cuando te fuiste, tuve que
chupar mis manos y cada uno
de los dedos que aún
conservaban tu sangre para que
de ese modo me llegara a las
entrañas. Tu sangre que es mi
sangre. Aquella que bombea tu
corazón. Y ahora el mío.
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Fuente: Tu dedo Corazón