Tríos y Sexo en Grupo

     Para algunas mujeres resulta excitante mantener relaciones sexuales con más de una compañera al mismo tiempo. Suele ser una fantasía común que despierta la curiosidad de muchas personas, sea cual sea su preferencia sexual. Esta fantasía puede llevarse a la práctica o quedarse en la parcela de lo imaginario. Los prejuicios sociales que la rodean suelen ser la causa de que en muchos casos no se consume. Otro de los motivos frecuentes por los que no se llega a realizar, a pesar de suponer una apetencia, es el miedo a que conlleve una crisis o incluso la ruptura de la pareja. Deberíamos aceptar este tipo de fantasías como parte de nuestro imaginario sexual, respetando las apetencias y gustos sexuales de cada persona de manera abierta y responsable. Con ello, será positivo realizarla, siempre y cuando todas las participantes de la actividad sexual quieran y estén seguras de llevarla a cabo.

     Hay parejas que en algún o algunos momentos de su relación desean realizar un trío e incluir a una tercera persona dentro de sus prácticas sexuales. Esta es una decisión que debe tomar la pareja de mutuo acuerdo, sopesando pros y contras y eligiendo ambas libremente. El trío y el sexo en grupo aportan mayor número de sensaciones físicas de manera simultánea, ya que son más de dos personas las que toman partido de este encuentro corpóreo de deseos. Las soledades sexuales ese día descansan.

     Las reglas son diferentes, desconocidas hasta el momento. El cuerpo adquiere un nuevo lenguaje que pone su acento en la multiplicidad de estímulos, en las mezclas y las imposibles combinaciones de fluidos. Los cuerpos se adhieren cuales piezas de puzzle, entrelazándose en busca de sus sujeciones de placer. Las alianzas formadas por las superficies carnales alcanzan cambiantes diseños cromáticos, de formas y posturas en continuo estado anárquico. Piel en pieles, cuerpo en cuerpos que no ocultan su interés por fundirse entre sus iguales.

Desde esa noche, el número tres no ha vuelto a ser el mismo. Y la cama me parece demasiado grande. Con cada poro de nuestra piel cubierto de placeres, nos estudiamos las unas a las otras. Entre sumas de deseos y restas de energías, llegamos al infinito. Formábamos juntas una ecuación perfecta



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Fuente: Tu dedo Corazón