Juegos Con Comida

     Es imprescindible, a la hora de mantener relaciones sexuales, buscar formas de innovar y sorprender a la pareja. A través de estímulos novedosos y diferentes se podrán descubrir infinidad de caminos que nos lleven hacia el pleno deleite. Incorporar algunos juegos con comida puede ser una gran opción y, dada la variedad de alimentos, el abanico de posibilidades que se abre en nuestra actividad sexual es indiscutible. Los alimentos que generalmente suelen entrar a formar parte de nuestros encuentros sexuales son: algunas frutas (fresas, naranja, cerezas, uvas, etc.), la nata, el chocolate, la miel, el yogur y también algunas bebidas como el vino o el champán. La elección de estos alimentos se debe al componente erótico que llevan asociado y a que su manipulación puede ser más sencilla que la de otras comidas.

     Estos alimentos entran a formar parte del juego sexual no sólo a través de sus sabores, sino también por sus distintos aromas, texturas y colores, que aderezados con los cuerpos, el sudor y el apetito sexual pueden dar lugar a exquisitos encuentros carnales. El recetario sexual es interminable. Hay personas que atribuyen a determinadas frutas y especias poderes afrodisíacos, capaces de aumentar la excitación sexual y la capacidad para experimentar placer. Los afrodisíacos pueden considerarse un mito y, a la vez, una posibilidad.

     Es cierto que se ha descartado que determinados alimentos posean poderes afrodisíacos. No obstante, a la hora de experimentar placer sexual podemos incorporar elementos que nos hagan disfrutar de forma diferente y apasionada con nuestra amante. Un afrodisíaco puede ser todo aquello que se nos antoje. Siempre que nos apetezca, nosotras mismas podemos utilizar alimentos y objetos que favorezcan la llegada de sensaciones corporales incomparables. Sólo necesitamos un poco de imaginación para comenzar a introducir estimulantes a nuestro gusto que nos conduzcan a un nuevo episodio sexual lleno de sorpresas.

En esa tarde afrutada, ella endulzaba el cielo de sus labios lamiendo la miel prohibida de los fondos de mi entrepierna. Yo visitaba sus pechos anaranjados, y cada gajo saboreado me acercaba un poco más a sus pezones. Como buenas chicas, terminamos comiéndonoslo todo.



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Fuente: Tu dedo Corazón