Todo este aprendizaje no nos aportará únicamente una fuente importante de placer, sino que ayudará a mejorar nuestra sensibilidad sexual y a disfrutar de relaciones más enriquecedoras. Porque, si no tenemos conocimiento de nuestro cuerpo, ¿cómo vamos a hacerle disfrutar de mil maneras posibles y cómo vamos a conseguir que otra persona sea capaz de lograrlo? Pero no sólo es necesario conocer la forma particular que tiene nuestro cuerpo de comportarse ante el sexo. Para poder comprenderlo, también debemos realizar un meticuloso acercamiento hacia todo su físico, recorriendo cada poro de nuestra piel sin olvidarnos, por supuesto, de los órganos genitales.
La exploración de los genitales es un ejercicio sumamente aconsejable para todas. Normalmente, no observamos con detenimiento esta zona oculta ni todo lo que posee, bien por pudor o bien porque se considera innecesario. Pero éste es el primer paso para el autoconocimiento del cuerpo. Es asombroso todo lo que tienen escondidos nuestros genitales esperando a que lo descubramos...
"Hace poco, tumbada en la cama, al sentir mi sexo algo irritado le pregunté a mi amante: «¿Tengo algo ahí?» A lo que me respondió: «No, parece que está todo bien, ¡pero tienes un lunar aquí!» Mi contestación inmediata: «Sí, ya lo sé» le dejó una cara de extrañeza durante algunos segundos. Pero si conozco el lunar que tengo alojado en mi costado, ¿cómo no voy a tener noción del que reside junto a mi clítoris?"
De este modo, si el conocimiento y la comprensión de toda nuestra superficie carnal es el primer paso, la masturbación debe ser el siguiente. Para aquellas mujeres que nunca lo han experimentado, lo ideal sería un acercamiento progresivo, aunque el ritmo con el que intimamos con nuestro cuerpo tenemos que marcarlo nosotras, dependiendo de nuestras apetencias. No hay una pauta establecida para algo tan personal y privado. De la misma manera, es importante saber qué podemos sentir con todo nuestro cuerpo, con cada uno de sus rincones. La masturbación suele estar limitada a los órganos genitales, descuidando la exploración de muchas otras partes que nos pueden aportar satisfacciones únicas. Asimismo, no es contradictorio seguir masturbándose en privado cuando tenemos una pareja con la que mantenemos relaciones sexuales.
Masturbarse no significa que nuestra vida sexual no sea satisfactoria: son dos cosas distintas y no excluyentes. Podemos disfrutar de una sexualidad activa y placentera con otra mujer y también con nosotras mismas. La masturbación es algo nuestro, personal y privado, con nuestro cuerpo y nuestras fantasías. Y también con nuestros recuerdos.
"Tú cambiaste las normas de mi cuerpo. Y hoy tengo nostalgia de ti.
Como con voluntad propia, mi incestuosa mano desciende lentamente entre los surcos privados que anoche eran tuyos. Suave recoge la llamada de una piel que urgida la espera, y llega hasta las humedades descontroladas de mi entrepierna, agitándolas mientras repito cien veces tu nombre."
Como con voluntad propia, mi incestuosa mano desciende lentamente entre los surcos privados que anoche eran tuyos. Suave recoge la llamada de una piel que urgida la espera, y llega hasta las humedades descontroladas de mi entrepierna, agitándolas mientras repito cien veces tu nombre."
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Fuente: Tu dedo Corazón