Algunos olores, palabras pronunciadas o susurradas en un momento determinado, y la visión de imágenes evocadoras o de escenas de actividad sexual, pueden conseguir que nuestro cuerpo vaya preparándose para adentrarse en el mundo de lo carnal. También nuestra mente, y en ella nuestras fantasías sexuales, pueden suponer un potente estímulo excitatorio.
Excitación
Durante la excitación se trastornan las quietudes corporales. Aumenta la tensión muscular del cuerpo, que se refleja en la piel. Se produce también una mayor afluencia sanguínea en algunas zonas, como en los genitales, que comienzan a arder comprometidamente. El clítoris se hace algo más grande y la mayor concentración de sangre en él provoca que su color sea más intenso. El ritmo cardíaco aumenta y se segrega flujo vaginal, que actúa como lubricante natural. Esto permite realizar la estimulación de la vagina y del clítoris con mayor facilidad y, consecuentemente, de manera más placentera.
Algunas mujeres pueden segregar mucho flujo vaginal mientras otras apenas lo hacen. No existe una cantidad determinada o considerada normal, ya que cada caso es diferente. El único inconveniente es que, si el flujo vaginal es muy escaso, puede resultar molesta la estimulación genital directa. En estos casos, es aconsejable utilizar algún tipo de lubricante para facilitar el cómodo acceso a la vagina y el movimiento en su interior. El clítoris se endurece y aumenta de amaño, haciéndose más visible para mostrar así cómo se acrecienta su apetito.
Los labios menores se oscurecen y también aumentan de tamaño. Y los labios mayores, en cambio, se abren ligeramente y se aplanan. Por su parte, el útero se eleva, produciéndose un leve alargamiento de la vagina.
Meseta
Los cambios que el cuerpo ha ido experimentando se intensifican al llegar a la fase de meseta. Los pechos, a su vez, comienzan a aumentar de tamaño voluptuosamente y los pezones se endurecen. El ritmo cardíaco y la respiración se aceleran para compensar el gran desgaste de energía que supone la actividad librada por las amantes durante la batalla sexual. Algunas mujeres no llegan a la fase de orgasmo, quedándose durante un mayor tiempo en la fase de meseta y experimentando también muchísima satisfacción sexual durante ésta.
El final de la fase de meseta podría considerarse como el momento preorgásmico. Un instante efímero aunque intenso —que podríamos considerar mediado por la locura—, en el que nuestra mente y nuestro cuerpo están desbordados de placer, adelantándose a lo que está a punto de llegar.
"Me encontraba ahí con ella, en el momento antes del momento, casi más dulce, casi más desgarrador."
Orgasmo
El orgasmo se describe como algo absolutamente indescriptible. En esta fase nuestro cuerpo se libera de toda la tensión acumulada anteriormente y comienza a contraerse de manera rítmica. Estas contracciones tienen lugar principalmente en la zona de los genitales,que se convulsionan acaloradamente. Durante la liberación erótica, nuestra mente pierde su capacidad de juicio y sólo podemos percibir las sensaciones que recorren nuestro cuerpo —la locura ahora nos dirige por completo—. Y nos rendimos ante ellas.
Resolución
Poco a poco, todas las zonas de nuestro cuerpo, que se han visto felizmente envueltas por la actividad sexual, vuelven a su estado inicial, anunciando derrotadas su eventual tregua. Conforme la sangre acumulada va retirándose de los genitales, la vagina va recuperando su tamaño habitual. El clítoris vuelve a hacerse más pequeño y su color rojizo deja de ser tan intenso. Al llegar a la fase de resolución (tras no, varios o ningún orgasmo), el clítoris se vuelve muy sensible y su estimulación inmediata puede causar sensaciones desagradables. Es mejor esperar un tiempo antes de comenzar de nuevo la aventura estimulatoria en esta zona de perdición.
Es importante que durante nuestras elaciones sexuales el orgasmo no se convierta en la meta obligatoria. No hay que obsesionarse, ya que la misma presión puede provocar tensión y malestar en ambas amantes, además de que no se consiga llegar al clímax. Si el orgasmo llega, fantástico. A todas nos gusta disfrutar de él. En cualquier caso, el encuentro es igualmente fabuloso, ya que cada roce, beso y estimulación han supuesto elementos de goce y de satisfacción sexual. Disfrutemos el placer por el placer mismo, en presente, sin objetivos ni metas planteadas conantelación.
Orgasmo múltiple
Hay mujeres que, con la estimulación adecuada y en el momento adecuado, son capaces de encadenar más de un orgasmo, bien seguidamente, bien tras una pequeña pausa. Muchas mujeres que pensaban no ser capaces de experimentar un orgasmo múltiple han descubierto con el tiempo que, ante una estimulación determinada, sí llegan a tenerlo. En cambio, otras lo intentan incesantemente y no alcanzan a experimentarlo. Puede que éste sea uno de los enigmas difíciles de descifrar que se esconden bajo nuestros distintos cuerpos y personalidades. En cualquier caso, lo mejor es que nos desprendamos de los prejuicios y tensiones para conseguir que nuestra sexualidad recorra caminos a los que nunca antes hubiéramos imaginado llegar.
De esta manera, puede que descubramos el orgasmo múltiple y también puede que no. Pero lo que sí es seguro es que nuestro cuerpo nos revelará zonas eróticas que desconocíamos o que nos parecía que permanecían dormidas, como si de una confesión de vida se tratara. Liberando nuestros deseos, disfrutaremos de una sexualidad más plena y llena de posibilidades.
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Fuente: Tu dedo Corazón